La imagen se encuentra en el altar de la Basílica de Cartago, en Costa Rica, colocada sobre un pedestal que semeja un mundo medio, con una azucena de 6 pétalos en cada uno se encuentra posando un ángel de pequeñas dimensiones. Sobre la azucena encontraremos una media luna y frente a ella un serafín con las manos levantadas sosteniendo el manto que cubre a la Virgen.
Su imagen es de color oscuro, de ahí es donde proviene el nombre de “La Negrita”, que se le llama cariñosamente entre la feligresía, sin embargo se asegura que según la luz, su color puede ser verde moreno, verde claro y hasta azul cielo. Entre los materiales que la componen, se asegura que es una combinación de roca volcánica, grafito y jade. La imagen mide alrededor de 20 centímetros.
Su rostro marca rasgos de mestiza, una mezcla indígena-española, una cara redonda, de boca y nariz pequeña ojos achinados. Sostiene al Niño Jesús en su brazo izquierdo, quien descansa sobre su pecho y le ve directamente a sus ojos, con la mano derecha levantada bendiciendo a su pueblo y tocando el corazón inmaculado de su madre, mientras ella, tiene inclinada la cabeza hacia el pequeño, pero mirando al frente, en acción tierna y vigilante
.
Una corona rodeada de estrellas posa sobre su cabeza. En la base del pedestal está el escudo de Costa Rica y el escudo de Cartago. En total, la imagen y sus adornos miden un metro de alto. Se dice que la idea fue representar lo que nos dice Apocalipsis 12, 1 “Apareció en el Cielo una gran señal, una mujer vestida con 12 estrellas sobre su cabeza y la luna bajo sus pies”..
